HISTORIA DE LA CIUDAD ANTIGUA DE CÁCERES
Los
primeros restos de asentamientos humanos se encuentran en la cueva
de Maltravieso que contiene pinturas rupestres, pero los orígenes
como núcleo urbano se remontan al año 34 s.C. con
la fundación de la colonia Norba Caesarina. De esta época
se conserva una puerta de la muralla denominada Arco del Cristo.
En el s.XII se reconstruyen las murallas sobre sus basamentos romanos.
Se conservan algunas torres albarranas como la de Bujaco, la de
la Yerba y la del Horno. Después se suceden las luchas entre
árabes y cristianos hasta la incorporación de la ciudad
al reino de León el día 23 de abril de 1229, con el
rey Alfonso IX. A partir de esta fecha se empezarán a construir
numerosos palacios y casas solariegas en torno a dos núcleos:
la Plaza de Santa María y la Plaza de San Mateo, que alcanzarán
su mayor esplendor en la época de los Reyes Católicos.
En la Plaza de Santa María podemos destacar: la Iglesia
Concatedral de Santa María (ss.XV-XVI, de estilo románico
de transición al gótico. En su interior encontramos
un retablo en madera de cedro sin policromar; el Palacio de Carvajal
(ss.XV-XVI) que actualmente alberga el Patronato de Turismo y Artesanía
de Cáceres; el Palacio Episcopal, su parte más antigua
data del siglo XIII y la más moderna del siglo XVII; el Palacio
de Mayoralgo tiene una fachada de 1537, y un magnífico patio
mudéjar del s. XIV; la Casa de Hernando de Ovando, el Palacio
de Diputación Provincial y el Palacio de los Golfines de
Abajo que presenta elementos típicos de la casa-fortaleza
gótica del s.XV.
A continuación está la Plaza de San Jorge, dedicada
al patrón de la ciudad, en la que se levantó la Iglesia
de San Francisco Javier y el Convento de la Compañía
de Jesús, ambos de estilo barroco.
En la parte alta de la ciudad, encontramos la Plaza de San Mateo
que toma su nombre de la Iglesia de San Mateo edificada sobre restos
de la antigua mezquita árabe; el Palacio de las Cigüeñas
único al que se permitió conservar la torre completa,
sin que sufriera el desmochamiento ordenado por Isabel la Católica;
el Palacio de las Veletas, edificado en el s. XVI, que conserva
en su interior un espléndido aljibe árabe y alberga
el Museo Arqueológico Provincial; el Convento de San Pablo,
de estilo gótico del s. XV; la Casa del Sol, ejemplo de casa-fortaleza
del s. XV; la Torre y Casa de los Sande, góticas del s. XIV,
reformadas en el s. XV y el Palacio de los Golfines de Arriba construido
en el s. XV como casa fuerte con torres en sus esquinas.
Pero no sólo existían este tipo de familias nobles,
diversas minorías dejaron su propia huella, ejemplo de ello
es el Barrio Judío intramuros también llamado “Judería
Vieja”. También los mudéjares dejaron muestras
de su paso, como la “Casa Mudéjar” del s. XIV.
En el siglo XVIII encontramos las últimas construcciones
intramuros, entre las que destaca la remodelación del Arco
de la Estrella por Manuel de Larra Churriguera. Está considerado
como la puerta más importante de la ciudad, ya que fue el
lugar elegido por la Reina Católica para jurar los Fueros
y privilegios en 1477.
En la ciudad extramuros podemos ver palacios e iglesias, como la
de Santiago, San Juan, el Palacio de Godoy, el de los Duques de
Abrantes, el de la Isla, el Convento de Santa Clara y el Complejo
Cultural San Francisco, que se levanta sobre un antiguo monasterio
franciscano.
Y dominando la ciudad encontramos el Santuario de Nuestra Señora
de la Montaña, declarada patrona de la Villa en 1668. La
vista de la ciudad desde aquí es magnífica.
|