CARRETERA
DE ACCESO AL SANTUARIO
Las primeras noticias que existen en nuestro poder de terrenos propiedad de la Cofradía, datan del año 1635, cuando el Ayuntamiento de Cáceres dona las primeras tierras en nombre del pueblo de Cáceres, para acreditar su reconocimiento hacia la Cofradía y la Santísima Virgen. Siguiendo este ejemplo, D. Cosme y D. Rodrigo de Ovando, dejan su heredad, llamada “El Castañar”, a la Cofradía:
“... aguas vertientes de la Sierra de la parte de Oriente, contigua con el sitio del Valdío, -que donó el Ayuntamiento- principio del faldar que se dijo Umbría”.
Es pues acertado pensar, que estas cercas y las estructuraciones de las viñas, (alrededor de los primitivos lugares), fueran el origen de un pequeño acceso a lo que hoy conocemos como Santuario.
En los libros de cuentas, se recogen numerosos asientos contables dedicados a su mantenimiento, durante los siglos XVII y XVIII.
Fue empedrado en 1795, importando tal obra 2.437 reales y 10 marevedíes, que se recaudaron por suscripción popular. En la actualidad se conserva una inscripción, en el sitio llamado el pozo del aljibe, que dice que la obra se ejecutó siendo Mayordomo D. Francisco Cambero.
En 1896, D. Santos Floriano González, Mayordomo de la Cofradía, retomó el viejo proyecto de construcción de la carretera y con el apoyo del párroco de Santa María, D. José Roldán, y mediante suscripción popular fueron recaudadas 12.000 pesetas. Se aceptó el plan de obras del arquitecto D. Rufino Montano por un valor de 31.630 pesetas. La obra fue terminada en 1898 y D. Santos, lleno de altruismo y fe a la Virgen aportó de su bolsillo lo que faltaba para terminar la carretera. Para inaugurar tal obra, se tuvo a bien bajar la Imagen de Nuestra Patrona a la ciudad de Cáceres.
En la actualidad, esta carretera se ha convertido en un lugar de gran tránsito, no solo para los devotos de la Virgen, sino también por el gran número de cacereños que han elegido vivir cerca del Santuario, y por la utilización de la misma por parte de los servicios municipales de limpieza, abastecimiento de agua, autobuses, etc., por lo que ha sufrido un gran deterioro.
La Real Cofradía no puede hacer frente a su mantenimiento por lo costoso de la obra, y dado el interés del Excmo. Ayuntamiento en hacerse cargo de su conservación y reparación, esta Real Cofradía decidió donarla al Municipio a principios de este año de 1999, previa autorización de la Junta General de Hermanos y del Obispado, según establecen los cánones 1290 a 1293, del actual Código de Derecho Canónico.
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