IMAGINERÍA DEL SANTUARIO
La Imagen de la Virgen es de madera de nogal policromada con el niño en el brazo izquierdo. Fue tallada en Sevilla en 1625, respondiendo al arquetipo de iconografía mariana del siglo XVI, y que algunos talleres mantienen en el siglo XVII. Tallas similares son las de la Virgen del Pilar de Zaragoza o la de los Desamparados de Valencia. La Imagen se apoya en una base de rocas en forma de prisma. Aún siendo talla completa, siempre aparece vestida, siguiendo la moda que se impuso en el Renacimiento. Su altura total es de 58 centímetros.
La Imagen del Cristo de la Salud data de mediados del siglo XVIII. Es un Cristo vivo, tallado en madera y de tamaño menor al natural. Es obra del escultor José Salvador Carmona. Importó 15.000 reales.
La
imagen de Santa Ana es de la misma época y autor que
la del Cristo de la Salud. Es una talla de madera de gran belleza.
Se presenta en actitud humilde y reflexiva. La profusión
de los pliegues de sus ropajes transmite sensación de movimiento.
La talla costó 1500 reales y 28 maravedíes; el porte
desde Madrid, 200 reales; y la licencia para su bendición,
12 reales. Todo ello figura recogido en los libros de actas y cuentas
de 1775, donde también aparece un asiento de 301 reales y
6 maravedíes como donativo para sufragar estos gastos hecho
por Doña Juana de Silba, Camarera de la Virgen de la Montaña.
La imagen se colocó en la capilla de la que es titular, construida
en 1775 y situada al lado de la Epístola del Altar Mayor
del Santuario.
En el retablo central,
a ambos lados de la Santísima Virgen, encontramos la Imagen de San
José, al lado del Evangelio, y la de San Joaquín, padre
de la Virgen, al lado de la Epístola. Se desconoce tanto su procedencia
como el año en que fueron talladas, aunque se sospecha vengan de
una donación de alguna parroquia de la ciudad.
Como se puede observar toda la imaginería del Santuario se encuentra globalizada en torno a la vida de la Virgen María.
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